Las elecciones presidenciales aún no han terminado, pero continúan dando el espectáculo más increíble que puede darse en un país. Y no me refiero a lo que los candidatos realizan, pues basta dar el seguimiento del candidato de la derecha para caer en la cuenta que no tiene nada que ofrecer y que su incoherencia y contradicciones no son más que el producto de la visión que tiene la clase más rica, económicamente, de nuestra sociedad. Me refiero a los cientos de comentarios estúpidos que hay en las "redes sociales" y que demuestran que la mayor parte de la gente no tiene la capacidad de análisis para escarbar sobre las propuestas, si las hay, de los candidatos.
No quiero mencionar ningún caso en particular, solamente señalar que casi todos los comentarios que se hacen en contra de alguna opinión se hacen con el hígado, no con la cabeza. Y la mayoría se basan en simples prejuicios. Funes es mujeriego, reclaman unos. O que es prepotente, otros. Y, a pesar que son cualidades personales que, siendo importantes, no son determinantes para la administración del país, que es lo que debe interesar. De hecho, si con las cualidades humanas nos tendríamos que basar para votar, no podríamos hacerlo. Al menos yo, que no juzgo a las personas sino hasta que las he llegado a conocer durante mucho tiempo y a lo largo de las distintas coyunturas que se han ido dando.
Un ejemplo de lo que se puede juzgar de una persona son los cambios de principios de filosóficos y políticos de determinados personajes de la farándula social. Algunos comenzaron en la izquierda, hoy son de derecha. Y no me trago que tienen derecho a cambiar de punto de vista. Realmente lo tienen, pero el cambio no obedece a simple cambio filosófico. Simplemente no tienen ética, ni la han tenido alguna vez, como parece. Hay principios que no pueden cambiarse a menos que haya un cambio radical de la sociedad. La nuestra no ha evolucionado mayor cosa para decir que ellos han cambiado su punto de vista porque ha cambiado la sociedad. No es un cambio evolutivo, sino que tiene que por medio están dólares y promesas de más dólares.