Medios

Bueno. No se cómo comenzar a escribir sobre lo que vi hace poco en TV Chile. Para que se sepa, nunca he visto un programa entero de ese canal en cable. Pero me llamó la atención el hecho que se encontraban estudiantes hablando sobre la problemática de la educación en Chile. Primero, la forma de hablar. Hablan muy rápido, comparando a como hablamos nosotros los salvadoreños. Luego, me llamó el nivel de discusión. Más que filosófico o pragmático, estaban hablando de una problemática que se alejaba de los personalismos. Luego, como "no me interesaba" ver y oír a los chilenos, me fui al canal 12. Estaba un grupo de locutores deportivos. No me dormí porque no tenía sueño. Pero me sorprendió lo que decían, analizando un partido de algún equipo, pero que no tenían la más mínima profundidad con relación al fútbol.

No se, me dio tristeza...

Arte

Mascaró, el Cazador Americano, de Haroldo Conti, habla del poder del arte. Por eso, el circo ambulante, era perseguido, como lo fue Conti, al final asesinado por la dictadura.  Es que, como los símbolos, signos y alegorías, el habla del arte es mucho más complejo y completo que las simples palabras. 

Hace unos treinta años me hice amigo de un técnico italiano, que no vino al país por voluntad propia, sino por el contrato que tenía la empresa en donde trabajaba. Tenía que visitar diversas plantas industriales en todo el mundo, plantas diseñadas por esta empresa. Con el complejo del que se burla (digo yo) Roque Dalton, creía que El Salvador era el país mejor del mundo, después de los Estados Unidos (como el himno nacional). Este amigo, Federico, me dijo, en confianza: "El Salvador es un país bonito, tiene buen clima, tropical, hay vegetación abundante; pero es el último país en el que pensaría vivir." Me sorprendió en un primer momento, pero, me explicó: "Aquí no se celebra el arte. Y yo estoy acostumbrado a vivir con el arte".

Y cuando oigo la música que se transmite en la radio, no me sorprende que acá, en nuestro país, no se promuerve el arte. 

Tampoco soy ingenuo. No se promueve el arte por diversos motivos. No solo es por obvias razones comerciales, sino por las razones por las que el circo de Mascaró fue perseguido.

El Cementerio de Praga

Umberto Eco es uno de los escritores con los que el placer de la lectura es genuino. En su libro EL CEMENTERIO DE PRAGA el placer de la lectura no queda defraudado.

Lo que me gustó de este libro es todo el tramado que se hace para la publicación de libros que, de algún modo u otro, han influido en las sociedades de finales del siglo XIX  y que continúan hasta nuestra época, en cierto sentido.

Leo Taxil, por ejemplo, sale muy bien retratado como una de las personas mediocres más brillantes en la elaboración de mentiras, de medias verdades y de haberse puesto al servicio de intereses en los que demostró ser un doble agente.