jueves, 28 de octubre de 2010

Kirchner: el adiós de Mempo Giardinelli

Escribo esto en caliente, en la misma mañana de la muerte anunciada de
Néstor Kirchner, y ojalá me equivoque. Pero siento dolor y miedo, y necesito
expresarlo.

Pienso que estos días van a ser feísimos, con un carnaval de hipocresía en el Congreso, ya van a ver. Los muertos políticos van a estar ahí con sus jetas impertérritas. Los resucitados de gobiernos anteriores. Los lameculos profesionales que ahora se dicen «disidentes». Los frívolos y los garcas que a diario dibujan Rudi y Dany. Todos ellos y ellas. Caras de plástico, de hierro fundido, de caca endurecida. Aplaudidos secretamente por los que ya están emitiendo mailes de alegría feroz.

Los veremos en la tele, los veo ya en este mediodía soleado que aquí en el Chaco, al menos, resplandece como para una mejor causa.

Nunca fui kirchnerista. Nunca vi a Néstor en persona, jamás estuve en un mismo lugar con él. Ni siquiera lo voté en 2003. Y se lo dije la única vez que me llamó por teléfono para pedirme que aceptara ser embajador argentino en Cuba.

Siempre dije y escribí que no me gustaba su estilo medio cachafaz, esa informalidad provocadora que lo caracterizaba. Su manera tan peronista de hacer política juntando agua clara y aceite usado y viscoso.

Pero lo fui respetando a medida que, con un poder que no tenía, tomaba velozmente medidas que la Argentina necesitaba y casi todos veníamos pidiendo a gritos. Y que enumero ahora, porque en el futuro inmediato me parece que tendremos que subrayar estos recuentos para marcar diferencias.

Fue él, o su gobierno, y ahora el de Cristina:


El que cambió la política pública de Derechos Humanos en la Argentina. Nada menos. Ahora algunos dicen que estar «hartos» del asunto, como otros criticaron siempre que era una política más declarativa que otra cosa. Pero Néstor lo hizo: lo empezó y fue consecuente. Y así se ganó el respeto de millones.

El que cambió la Corte Suprema de Justicia, y no importa si después la Corte no ha sabido cambiar a la justicia argentina.

El que abrió los archivos de los servicios secretos y con ello reorientó el juicio por los atentados sufridos por la comunidad judía en los '90.

El que recuperó el control público del Correo, de Aguas, de Aerolíneas.

El que impulsó y logró la nulidad de las leyes que impedían conocer la verdad y castigar a los culpables del genocidio.

El que cambió nuestra política exterior terminando con las claudicantes relaciones carnales y otras payasadas.

El que dispuso una consecuente y progresista política educativa como no tuvimos por décadas, y el que cambió la infame Ley Federal de Educación menemista por la actual, que es democrática e inclusiva.

El que empezó a cambiar la política hacia los maestros y los jubilados, que por muchos años fueron los dos sectores salarialmente más atrasados del país.

El que cambió radicalmente la política de Defensa, de manera que ahora este país empieza a tener unas Fuerzas Armadas diferentes, democráticas y sometidas al poder político por primera vez en su historia.

El que inició una gestión plural en la Cultura, que ahora abarca todo el país y no sólo la Ciudad de Buenos Aires.

El que comenzó la primera reforma fiscal en décadas, a la que todavía le falta mucho pero hoy permite recaudaciones récord.

El que renegoció la deuda externa y terminó con la estúpida dictadura del FMI. Y por primera vez maneja el Banco Central con una política nacional y con record de divisas.

El que liquidó el infame negocio de las AFJP y recuperó para el Estado la previsión social.

El que con la nueva Ley de Medios empezó a limitar el poder absoluto de la dictadura periodística privada que todavía distorsiona la cabeza de millones de compatriotas.

El que impulsó la Ley de matrimonio igualitario y mantiene una política antidiscriminatoria como jamás tuvimos.

El que viene gestionando un crecimiento económico de los más altos del mundo, con recuperación industrial evidente, estabilidad de casi una década y disminución del desempleo. Y va por más, porque se acerca la nueva legislación de entidades bancarias, que terminará un día de estos con las herencias de Martínez de Hoz y de Cavallo.

Néstor lo hizo. Junto a Cristina, que lo sigue haciendo. Con innumerables errores, desde ya. Con metidas de pata, corruptelas y turbiedades varias y algunas muy irritantes, funcionarios impresentables, cierta belicosidad inútil y lo que se quiera reprocharles, todo eso que a muchos como yo nos dificulta declararnos kirchneristas, o nos lo impide.

Pero sólo los miserables olvidan que la corrupción en la Argentina es connatural desde que la reinventaron los mil veces malditos dictadores y el riojano ídem.

De manera que sin justificarle ni un centavo mal habido a nadie, en esta hora hay que recordarle a la nación toda que nadie, pero nadie, y ningún presidente desde por lo menos Juan Perón entre el 46 y el 55, produjo tantos y tan profundos cambios positivos en y para la vida nacional.

A ver si alguien puede decir lo contrario.

De manera que menudos méritos los de este flaco bizco, desfachatado, contradictorio y de caminar ladeado, como el de los pingüinos.

Sí, escribo esto adolorido y con miedo, en esta jodida mañana de sol, y desolado también, como millones de argentinos, un poco por este hombre que Estela de Carlotto acaba de definir como «indispensable» y otro poco por nosotros, por nuestro amado y pobrecito país.

Y redoblo mi ruego de que Cristina se cuide, y la cuidemos. Se nos viene encima un año tremendo, con las jaurías sedientas y capaces de cualquier cosa por recuperar el miserable poder que tuvieron y perdieron gracias a quienes ellos llamaron despreciativamente «Los K» y nosotros, los argentinos de a pie, los ciudadanos y ciudadanas que no comemos masitas envenenadas por la prensa y la tele del sistema mediático privado, probablemente y en adelante los recordaremos como «Néstor y Cristina, los que cambiaron la Argentina».

Descanse en paz, Néstor Kirchner, con todos sus errores, defectos y miserias si las tuvo, pero sobre todo con sus enormes aciertos. Y aguante Cristina. Que no está sola.

Y los demás, nosotros, a apechugar. ¿O acaso hemos hecho otra cosa en nuestras vidas y en este país?

*Mempo Giardinelli es un escritor argentino, nació en 1947 y tiene varias
novelas, entre ellas Luna caliente.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Uno dice lo que dice y el otro oye lo que oye

No estoy tratando de hacer una apología de la libertad de expresión, sino de pensar sobre el uso de las palabras. De aquellas que decimos día a día, con las personas con las que nos relacionamos. Algunas veces tratamos de decir algo y nos entienden otra cosa. Otras veces, intentamos decir algo y decimos algo distinto de lo que pretendíamos decir, y, por supuesto, nos entienden otra cosa distinta. Es más, nos entienden lo que suponen oyeron.

Este problema es parte de la comunicación que se da entre los seres humanos. De por si es difícil entendernos. Uno oye, por ejemplo, locutores en la radio nacional, que hablan por que tienen la facultad de emitir sonidos con sus cuerdas vocales. Y no me burlo. Por ejemplo, alguien hablaba sobre música y decía que la “instrumentalización” de una balada era muy buena. Aparte del hecho de que era notoria su carencia de conocimientos musicales, quería indicar que la instrumentación de la balada era bastante buena. Pero, ya dije, ¿qué se puede esperar de nuestros periodistas en general y de nuestros locutores (o DJs) en particular?

E igualmente, de la prensa internacional. Una vez salió publicado el libro The Grand Design de Hawkings y Mlodinow, la prensa publicó a todo pulmón que el físico Hawings decía que no había Dios. Sin embargo, lejos de ello, los autores del libro no indicaban, para nada, sobre el tema de Dios. Su libro no era sobre teología, ni sobre una demostración de la existencia o no existencia de un Dios creador. Simplemente decían que podían explicar la creación del Universo mediante las leyes de la física, la ley de gravedad, entre otras. Ahora el pobre físico, luchando con el problema que le acompaña, tiene que luchar en contra de los fanáticos religiosos que lo denigran.

domingo, 24 de octubre de 2010

ESA MUJER

Transcribo estas bellas palabras, de la escritora Hindu TISHANI DOSHI:
THAT WOMAN
by Tishani Doshi, October 2010

That woman is here again.
She’s found her way out
from under the stairs.
For centuries she’s been weeping
a song about lost men,
the disappearance of beauty,
disgrace.
Now she’s back in the world,
down by the traffic lights,
in the shade of trees,
hurrying to the parlour
to fix the crack in her face.

Don’t become that woman,
my mother said,
by which she meant,
don’t become that woman
who doesn’t marry
or bear children.
That woman who spreads her legs,
who is beaten, who cannot hold
her grief or her drink.
Don’t become that woman.

But that woman and I
have been moving together
for years
like a pair of birds
skimming the surface of water,
always close to the soft
madness of coming undone;
the dark undersides of our bodies
indistinguishable
from our reflections.



viernes, 22 de octubre de 2010

Psicosis

Juan Montoya se me acercó a hablar de sus problemas laborales. Antes, me hizo una introducción sobre su vida de joven y de sus aventuras con el sexo opuesto. En uno de sus capítulos me cuenta que una muchacha le había salido difícil. Pero, con su ingenio, me dice, "le di psicosis y cayó". Probablemente, me dije, quizo decir, "le di psicoterapia y la vencí con estos argumentos", lo que en salvadoreño decimos, "le di paja y la convencí".

Pensándolo bien, creo que estaba equivocado. Teniendo en cuenta el machismo del salvadoreño, le dió psicosis y ... la convenció.

martes, 19 de octubre de 2010

Paisajes

Ver una puesta de sol, frente al Izalco, Cerro Verde y al Volcán de Santa Ana es maravilloso. Una foto no lo dice todo. Es el ambiente, son los sentidos que aturden, junto a recuerdos, ilusiones, experiencias, lo que llena todo el panorama. Una foto no lo dice todo, queda como una ilustración de lo que fue en un momento dado y la memoria nos obliga a desentrañar esos momentos vividos.

domingo, 17 de octubre de 2010

Liderazgo

Decia Alejandro el Grande que no le temia a un ejercito de leones si era conducido por una oveja; pero si le tenia temor a un ejercito de ovejas conducido por un leon.

Kurt Hammerstein-Equord por su parte, decia que habia cuatro tipos de oficiales (lideres): inteligentes, haraganes, industriosos y estupidos. Cada oficial, decia, tenia al menos dos de estas cualidades. Los inteligentes e industriosos son idoneos para ocupar los puestos mas altos de direccion. Se pueden utilizar a los estupidos y haraganes. Un oficial inteligente y haragan, sin embargo, es apropiado para un alto mando, pues tiene los nervios y el temperamento para manejar cualquier situacion. Sin embargo, aquellos que son estupidos e industriosos deben removerse inmediatamente.

De las dos frases anteriores solo podria comentar que hay una gran verdad en las mismas. De otras concepciones sobre el liderazgo tendria mis dudas.

Maxwell decia, por ejemplo: d
e todas las cosas a las que un líder debería tenerle miedo, la complacencia tendría que ser la primera. En lo personal, me deja igual, es mas, diria que ese lider es un neurotico.

Igualmente dice que los lideres solo creen la mitad de lo que oyen, y los lideres con discernimiento saben cual mitad escoger. Tendria mis dudas sobre este liderazgo. No por ello dejaria de ser lider.

domingo, 3 de octubre de 2010

La suerte de Esaú

Esaú era el primogenito de Isaac. Un poco lento para pensar. Pero buena gente. Trabajador, pero hacia solamente lo que le ordenaba su padre, y a la perfeccion.
Su hermano menor, Jacobo, el preferido de su madre, era mas listo. Mas picaro. Mas astuto y se hacia aconsejar por su madre. Aprovechando la ceguera de su anciano padre se hizo pasar por Esau y se adueño de las bendiciones paternas. Pero no pararon las gracias de Jacobo. Viendo con hambre a su hermano le ofrecio una sopa roja; pero a cambio de que le diera la herencia. Probablemente, y eso no lo dice el relato, la sopa la habia preparado con una receta de su madre, pues al olfato del ingenuo Esaú, la sopa le parecio un manjar unico. A tal punto que hizo el trato y se tomo la sopa. De ahi en adelante fue conocido como "El Rojo", sarcasticamente supongo.
Elucrubremos un poco. Imaginemos que el jefe de la familia se hubiera dado cuenta del trato que el paleto de Esau hizo. Imaginemos que hubiera llegado a la conclusion de que habia que deshacer el contrato y que se impusiera uno nuevo. Esta vez, dando una tajada a Jacobo, aunque no se lo mereciera. Imaginemos a la madre, a quien no le convenia que Esau tuviera justicia. En lugar de complotar con Jacobo, se dedica a convencer a Esau para que se opusiera. Imaginemos que lo logra, que Esau proteste ante su padre Isaac, de que le estaba haciendo el mal y que el queria el trato original, puesto que la sopa estuvo sabrosa, o que Jacobo le hubiera ofrecido darle algo, cada a
ño. Creo que lo logico es que, nosotros, opinariamos que Esau era un gran pendejo. Simple, no.
Asi, desde esa perspectiva, y oyendo a Correas, presidente de Ecuador, hablando sobre la ley por la que protestaban los policias, uno no puede mas que pensar en el tonto de Esau. Y, contrario a los marxistas leninistas de Ecuador, llegar a la conclusion de que si, hubo un complot para un golpe de estado.