domingo, 18 de noviembre de 2012

La culpa la tiene el otro

La semana pasada sucedió un caso que, a mi parecer, es una muestra más del problema que tenemos en nuestra sociedad y que, con todo y lo folclórico que resulta, forma parte de la tragedia que vivimos y soportamos.

El caso se presenta en un accidente de un joven en la Avenida Jerusalem. Los medios van y quieren filmar el suceso para transmitir la noticia. Llegan los padres, además de la policía de tránsito, y comienza la trifulca. El  hijo golpea a la reportera, el padre reta a duelo (imagino que a manotazos) al camarógrafo, la madre llama estúpida a la reportera golpeada y el policía no logra controlar eficazmente esta comedia.

Sin pretender dar la razón a alguien, este gag no puede ser mejor para entender al salvadoreño y su circunstancia. En primer lugar, veamos el comportamiento del que causó el accidente y todo este reality show. Con mucha adrenalina y poca experiencia en el manejo, el muchacho se accidenta. Llegan los medios y lo comienzan a filmar. Reacciona sin pensar. Aparta la cámara, se oculta.

No se en qué momento llegaron los padres del joven, pero no importa, solo hago el panorama de lo que se vio en el medio de comunicación que lo publicó. Lo cierto es que el padre se siente ofendido, le pide al camarógrafo que baje la cámara (el canasto, como decíamos hace algunos años atrás) y lo reta (al pendejo, según sus palabras). La madre, por su parte, hace la coreografía a la que nos acostumbramos en las primeras películas de espadachines chinos: dando vueltas en torno a los protagonistas y chillando para hacer más confusa la situación: estúpida!

El muchacho le lanza un golpe al rostro de la reportera (a la que le añaden que estaba embarazada, para darle más colorido al cuadro), pero luego, en las declaraciones en los juzgados, dice que sólo la estaba apartando (Tyson también apartaba a sus contrincantes de esta forma).

Volviendo al momento de la comedia, también el policía hacía su parte: miraba y no decía nada. En otros países los hubiera esposado, a todos, llevado a la estación para dilucidar el caso que ya se había vuelto violento.

Al final todo quedó en anécdota. Hasta ya salieron a la venta camisetas con las caricaturas de la familia que robó el show a las maras, los diputados, el fiscal, los alcaldes y todos los que figuran en esa pista de circo que se llama realpolitik en nuestro país.

Imagino también que esta familia le echa la culpa de la violencia, la inseguridad, la corrupción y todos los demás problemas de nuestro territorio, al gobierno. Ellos no aportan nada.

Al ver esto solo puedo asentir a lo que dice Roque Dalton: ¡Guanacos Hijos de Puta!

lunes, 5 de noviembre de 2012

Poema de Amor

Ingersoll dice que heredamos nuestras ideas, nuestros sentimientos, nuestra forma de ver el mundo. Somos patriotas porque nos identificamos con el suelo político de nuestros padres; pero, visto desde el quinto planeta de la galaxia más cercana a la Vía Láctea  resulta ser ilógico gritar por un patriotismo que no tiene nada que ver con lo que somos en esta única madre tierra, con todo y lo contaminada que se encuentra. No nos damos cuenta que todos somos hermanos y todos tenemos la responsabilidad de comportarnos para protegernos unos a otros. 

Sin embargo, coincido con uno de los versos de Roque Dalton, en especial cuando nos llama "Guanacos Hijos de Puta". Es que no puedo dejar de estar de acuerdo cuando observo lo estúpida que resulta la forma de comportarse de todos los salvadoreños. 

Si no, que me nieguen si no resulta sorprendente la cantidad de teléfonos celulares en el país. Y se pueden dar más ejemplos que el que se observa cuando vemos gente llevando sus datos personales a cualquier fábrica. En muchos casos tienen varios meses de no trabajar, pero dentro de sus datos se encuentra un número celular que, por lo general, lo llevan en sus bolsillos y con prepago cancelado. Por si las dudas. La tecnología ha servido para explotar el pobre (el índice de desempleo ronda niveles muy  altos, lejos del 14%). 

Lo triste del caso es que a nuestros males le echamos la culpa al gobierno. La derecha se aprovecha para condenar el gobierno de Funes y todos los males se le achacan a este presidente. La semana pasada mataron a una jovencita estudiante universitaria y, por supuesto, es culpa del gobierno por no detener esta racha de crímenes. La basura y todo lo que contamina nuestra pobre tierra es culpa del gobierno, pues no hace nada con nuestra basura, con los miles y miles de bolsas de productos que compramos y que desechamos al hacer uso del producto.

Es triste, pero muchas de las desgracias, no todas, son producto de nuestro propio comportamiento. Si fuesemos patriotas, amáramos nuestro territorio y amáramos nuestro continente, nuestros prójimos. Y nadie sería extranjero en nuestra tierra, sin llegar a comportarnos como malinchistas.