jueves, 27 de mayo de 2010

Interpretando a Circe

Hay, en el relato del ciego Homero, muchas historias asombrosas. Una de ellas, la del paso de Odiseo por la isla de la bella mujer Circe. Cada vez que la leo, y mucho me hubiera gustado haber oído la historia por boca de Homero, encuentro nuevas ideas que surgen a través de la lectura recurrente de la Odisea. De hecho, incluso me ha hecho reir la figura del viejo empleado que reconoce a Odiseo al llegar a su casa. O de los músicos que, con pánico inimaginable, se esconden entre las mesas al momento de matar a los que quieren desposar a su fiel Penélope.

Con Circe me impresiona, o me asombra, la similitud de la banda que acompaña a nuestro héroe Odiseo con el común de la gente. Llegan a una isla. No hay comida, no hay nada. Se desesperan. Odisea divide a su gente en dos grupos. Uno de ellos es enviado al centro de la isla. Había que encontrar qué había en el centro de la isla. Los otros, con Odiseo a la cabeza, los esperarían. Euríloco comanda al primer grupo y salen animosos a ver que hay allá.

Llegan al palacio de Circe. Se adelantan al ver maravillas. Euríloco teme y no entra. Circe los recibe y les brinda manjares que, hambrientos, no pueden rechazar. Pero estos manjares son un engaño. Los convierte en cerdos conservando su conciencia de seres humanos. Eurílico lo ve todo y regresa a Odiseo y cuenta todo. Éste, enojado, pretende salvar a sus amigos y se aventura al rescate. Hermes lo detiene y le advierte que va a una trampa. Le da un brebaje que le protegerá de los hechizos de Circe. Nuestro héroe entra en la trampa y triunfa, sometiendo a la bella Circe y la obliga a deshacer el hechizo.

La historia de Homero, en cada secuencia y en este en especial, siempre ha sido objeto de interpretaciones. No se si los arqueólogos encontrarán algún día los vestigios del palacio de Circe. No es relevante. Tampoco si los historiadores encontrarán los hechos que dieron origen a la historia de la maga. Tampoco es relevante. Lo importante es lo que podemos leer e interpretar esta historia. Más de dos mil años han sido de interpretaciones. Probablemente en forma diferente. Pero lo importante es que refleja la naturaleza humana tal y cual existe desde que el hombre dejó de recolectar frutos y comenzó a vivir en ciudades o pueblos.

Pensar en un cerdo con conciencia humana no es algo impensable en la realidad. Sabemos que el cerdo es un animal que tiene mucho de humano. La ciencia lo utiliza en muchas de sus investigaciones. Pero de que tenga conciencia humana, es difícil de imaginar. Sin embargo, cuando uno traslada esta imagen con lo que podría significar una alegoría semejante, ya es más entendible. Uno podría pensar, por ejemplo, en la corrupción que se da entre los políticos. Son cerdos con conciencia humana. Circe los corrompe, pero no dejan por ello ser humanos. Odiseo la vence, metiendose en la corrupción sin llegar a ser corrupto. Conoce la corrupción, pero no es envenenado por ella.

Pero me ha asombrado más otra interpretación cuando uno traslada este pasaje de las aventuras de Odiseo con algo más amplio. Hoy por hoy, por ejemplo, la sociedad no tiene más referentes que los medios de comunicación, o mejor dicho, con los medios de publicidad. Vemos a todos inmersos dentro de la propaganda que se genera en los medios de publicidad. No podemos ver u oir televisión o radio sin ver u oir propaganda que nos invita al consumismo. Y con ello, nos atacan desde todos los ángulos posibles. Vivimos inmersos en un mundo que nos obliga a actuar con un patrón de consumo irracional ... pero continuamos siendo humanos.

Es importante también aclarar que Odiseo toma el brebaje que le ofrece Hermes. Este Dios es el Dios de la lógica, de la razón, además de ser el mensajero de los dioses. El brebaje, no es relevante si la planta existe o no, es el brebaje de la razón, de la sabiduría. Con ella, nuestro personaje mitológico logra vencer a Circe y obligar que devuelva su forma humana a los griegos hechizados.

Vuelvo a repetirlo. Vuelvo a leer la Odisea. Vuelvo a asombrarme.

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