sábado, 29 de mayo de 2010

Mizencaanchaac


Fuego que barre el cielo. Así lo llamaban nuestros ancestros Mayas. Su sonido, ayer como ahora, espanta y asusta a los que estamos cerca de su caída. Su fuerza, de miles de voltios, golpea la tierra, equilibrando la energía del cielo con la de la tierra. Un solo mundo existe, cielo y tierra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario