Reconozco que tiene todo el derecho de escribir lo que se le antoje. Lo respeto; pero su poema no deja de ser un asco. En alguna medida hay algo de verdad en lo que menciona. Hemos convertido nuestro país en una selva, estamos desarmados y las fieras que hemos engendrado nos acechan. Ni tan solo una piedra tenemos para nuestra defensa, en caso nos ataquen, ni tenemos a donde correr para escondernos. Pero, insisto, su escrito es un asco. No tenemos defensa física alguna, pero tenemos nuestra voz, nuestra dignidad. Podemos asumir una actitud beligerante, proyectando la fuerza necesaria para dominar las fieras, aunque solo fuera por pose.
No soy, ni quiero ser un crítico literario. Pero comparo el efecto que hace en mi la poesía. Navegué, sintiendo el viento salado del mar, con Espronceda; me senté a ver el cortejo pasar con Darío; sentí la satisfacción de haber amado y recordar la mujer amada con Neruda. Con la Post Card solo sentí pena … por el poeta.
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