domingo, 30 de septiembre de 2012

Visitantes



De vez en cuando, en cualquier centro comercial del país, vemos a personas, jóvenes y adultas, caminando confiadamente entre la gente. Algunos usan gorra, usualmente con la visera hacia atrás, la mayoría usa camisa sport, o camisa colorida,  con alguna leyenda en inglés o con el nombre de alguna ciudad de Estados Unidos. Pantalón corto, holgado, muy holgado, calcetas, subidas hasta la rodilla y zapatillas de hule. Casi siempre acertamos cuando decimos que son emigrantes que vienen en sus vacaciones al país que los vio nacer.
Uno se viste como le da la gana, y con eso debería bastar. Pero no por ello podemos dejar de notar nuestras pérdidas de identidad a medida que emigra nuestra población hacia el norte, hacia un espejismo que no tiene nada de sueño. Al menos que entendamos que los sueños, sueños son, como dijo el poeta español.
El vestido denota cultura. El detalle, inclusión o alienación. Y, en el caso de los emigrantes que regresan a vacacionar a su patria, la alienación se muestra en el alejamiento que muestran hacia su pueblo.

sábado, 29 de septiembre de 2012

Naturismo

Wikipedia define el Naturismo de esta forma:
"Naturismo, en el amplio sentido de la palabra, es una amplia doctrina que propugna el respeto por la Naturaleza en todos los ámbitos, entendiéndola como amiga inteligente, e implica el estilo de vida natural en general, en todos sus aspectos. La expresión "naturismo" ha sido tradicionalmente usada en este sentido por los "médicos naturistas" durante el último siglo."
Pero es mejor que regrese a los tiempos de mi juventud. Aunque no tenía un estilo naturista, prefería vivir dentro de los parámetros naturales, antes que consumir productos artificiales. Si tomaba bebidas refrescantes, preferia las naturales, aunque también consumía alguna bebida carbonatada y, en raras ocasiones, las colas, porque la mayoría tiene como elemento acidificante el ácido fosfórico, producto que puede ocasionar pérdidas de calcio en el cuerpo humano.

A finales de la década de los 70s pude conocer a un médico naturista al cual fui para que hiciera un chequeo de mi estado de salud. Entré a su consultorio y comenzó a verme el iris de los ojos. Me dijo que estaba sano, normal; pero que tenía que reforzar algunas debilidades. Me dio una receta en la que mencionaba las hierbas que debía comprar y que debería preparar en forma de tizanas.  Recuerdo que todo esto me salió barato y reforcé mi convicción de lo lo que Rius ya decía en "La Panza es Primero", catecismo de los primeros naturistas y vegetarianos de la época.

Recuerdo que en esta época no teníamos idea de cómo llamar a la industria de los productos farmaceúticos, hoy conocida como Big Pharma, da la cual se puede conocer mucho a través de las investigaciones que se han hecho y que se pueden encontrar en Internet. Solo estábamos concientes que la medicina alópata era cara y que no teníamos lo suficiente para cualquier tratamiento que ésta nos propondría. También estábamos concientes que era, y es, efectiva; pero que trae consecuencias alternas.  Luego de las consultas con el naturistas podíamos comprar las hierbas en el mercado central.

En estos días las cosas han cambiado. Ahora la medicina natural ha caído en manos de comerciantes y los antiguos médicos naturistas también se han adaptado y se han vuelto comerciantes para poder subsistir.

Hoy en día tenemos muchas compañías transnacionales comerciando con productos o medicinas naturales. Algunas se han introducido con productos nutricionales, como Herbalife, aprovechando la obesidad en la que han caído mucha gente por el estilo de alimentación que promueven las cadenas de comida rápida. La gama de productos naturales es muy amplia y muy buena. Pero la compra al detalle es cara. Para poder comprar en forma cómoda hay que pertenecer a la red de promotores y convertirse en vendedor de los productos. 

 





Igualmente, hay otras compañías que promueven sus productos en la misma forma. Venden sus productos que son extractos purificados de las plantas medicinales y sus efectos pueden ser mucho más rápidos y mejores que el tomar la hierba entera. Como industria, los productos que promueven no pueden dejar de ser caros, relativamente, puesto que hay un proceso de extracción que tiene un costo y tiene que haber una ganancia para que sea sostenible la industria. Splash es una compañía mexicana que tiene una variedad de productos muy significativa, al igual que Mega Health, que basan sus productos en investigaciones científicas. Al menos aís lo dicen. Max International también promueve sus ventas de la misma forma, con productos que resaltan el bienestar metabólico de las personas, además del económico. Es de notar que ninguna de estas compañías se declaran como dueñas exclusivas de la sabiduría herbolaria. Sus productos son buenos, en lo personal he consumido productos de todas las compañía y he quedado satisfecho. Pero no me es posible sostener el consumo por el costo de sus productos, pues no quiero ser parte de la fuerza de ventas de ellas.

No quisiera hacer creer que estoy criticando el comercio de productos nutricionales y funcionales. Si hay un proceso de extracción involucrado, es lógico que debe haber costos que deben ser recuperados y una ganancia adicional, o plusvalía, que debe hacer sostenible el proceso. Es válido. Solamente que estos productos no están al alcance de gran parte de la gente, aparte del hecho de que han sido muy cuidadosos de no decir que sus productos deben ser tomados como medicina.

Pero creo que debido al desarrollo de la industria nutraceútica, la medicina naturista también ha caído en el círculo de los negocios. Lo que hoy conocemos con Big Pharma ha llegado a ser un monstruo que peligra en que sus ventas caigan por los precios con los que vende sus medicinas. Hay una serie de datos que indican que la tendencia es a comprar menos medicamentos. Jonathan Benson, por ejemplo, dice que el 45% de los norteamericanos no puede pagar por sus medicamentos.

Con todo esto uno piensa que la alternativa tiene que ser la medicina natural. Sin embargo, estamos equivocados. He querido ir a médicos naturistas, pero me han resultado muy caros, tomando como término de referencia, el precio de la consulta. Todavía puede ir donde médicos alópatas más baratos.

Lo que antes era la alternativa, fue una oportunidad para el negocio de muchos. Algunos médicos incluso fueron hasta la India o la China, trayendo métodos exóticos de curación y que son vendidos casi para las personas con niveles de alto ingreso económico. 

Sin mencionar nombres, no me interesa, comento el caso que me ocurrió a mi al visitar a un médico naturista. Me cobró un par de billetes (de x denominación), pero "me metió" unas pastillas de origen herbario que no tenía la composición más elemental. Luego, me hizo un examen con un equipo electrónico y me dio el diagnóstico y más pastillas cuyo contenido no lo puedo saber sin hacer un análisis espectrográfico. Lo más preocupante es que me dio una cartilla con cuadritos en los que me decía que por cada cierto número de consultas y de "personas que recomiende", me irían marcándolos y que, al tener una cantidad determinada de marcas, tenía derecho a descuentos.

Lo que antes era una alternativa de salud, ahora se ha convertido en una alternativa de negocios para estos curanderos. ¿Qué debemos hacer?

jueves, 27 de septiembre de 2012

El país de los postes


Alejo Carpentier tiene un libro sobre La Habana, Cuba, llamado "La Ciudad de las Columnas" y que forma parte de una colección de libros que tengo encajonados desde hace mucho. Recuerdo haberme deleitado con su descripción. Con esto en mente he querido ver las principales características con las que se puede describir la ciudad de San Salvador. No encontré un eje sobre el cual podría comenzar a describirse la ciudad. Es un desorden, tanto estético como desde cualquier ángulo en el que se observe.

Pero encontré algo que si puede ser una característica de San Salvador y de todo el país. No son sus columnas. Los portales ya han sido destruidos, sobre todo en la época en la que muchas construcciones fueron incendiadas, ya sea para cobrar un seguro o para simplemente para reconstruir otros edificios. A la larga no resultó. El centro de San Salvador es un lugar deprimido y lo continuara mientras no despertemos del letargo en el que nos encontramos.

San Salvador, así como todo El Salvador, se distingue con algo parecido como nos distinguimos los salvadoreños con el lenguaje. Y no me refiero a que no pronunciamos la "S", convirtiéndola en "J"; o por las palabras "Chero" y otras más. El salvadoreño se distingue por su palabra comodín "Cabal". Para todo decimos "cabal", y no nos referimos a lo exacto. El Salvador, y sobre todo San Salvador, se distingue por la cantidad excesiva de postes en sus calles. En el marco de la foto que acompaña el blog presente podemos contar un mínimo de seis postes. Al lado derecho hay más postes, que no se abarca en la foto. 

En cada esquina de San Salvador se puede contar al menos seis u ocho postes. Y entre esquina y esquina, en menos de cien metros, hay uno o dos postes más. Es increíble la cantidad de postes.

Uno no puede dejar de preguntarse varias cosas. ¿Por qué hay tanto poste? ¿Será porque de alguna manera el fabricante de postes hizo la norma urbana que permite la colocación de postes a diestra y siniestra? O, ¿será que somos un poco tontos, que nos gusta ver nuestra ciudad desordenada y sucia? Incluso se me ha ocurrido que la culpa es de los partidos políticos, quienes desean mayor área para colocar su propaganda en tiempos de elecciones. Todo es posible. 

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Objetividad, Subjetividad

La historia la escriben los ganadores, dicen. No obstante, la verdad permanece en los escritos de los historiadores, les guste o no. Plinio el Viejo, por ejemplo, murió por algo menos que estúpido; a pesar que Plinio el Joven haya escrito que fue un científico muy dedicado. Leyendo entre líneas se denota la imprudencia de sus momentos finales de su vida.
Lo mismo se puede decir de otros escritos históricos.
Algunos transcienden el tiempo y han hecho que la historia del mundo se haya conformado por mentiras y embustes. Pero siempre se puede leer la verdad, o su ausencia, cuando uno se introduce en medio de sus páginas.