jueves, 27 de septiembre de 2012

El país de los postes


Alejo Carpentier tiene un libro sobre La Habana, Cuba, llamado "La Ciudad de las Columnas" y que forma parte de una colección de libros que tengo encajonados desde hace mucho. Recuerdo haberme deleitado con su descripción. Con esto en mente he querido ver las principales características con las que se puede describir la ciudad de San Salvador. No encontré un eje sobre el cual podría comenzar a describirse la ciudad. Es un desorden, tanto estético como desde cualquier ángulo en el que se observe.

Pero encontré algo que si puede ser una característica de San Salvador y de todo el país. No son sus columnas. Los portales ya han sido destruidos, sobre todo en la época en la que muchas construcciones fueron incendiadas, ya sea para cobrar un seguro o para simplemente para reconstruir otros edificios. A la larga no resultó. El centro de San Salvador es un lugar deprimido y lo continuara mientras no despertemos del letargo en el que nos encontramos.

San Salvador, así como todo El Salvador, se distingue con algo parecido como nos distinguimos los salvadoreños con el lenguaje. Y no me refiero a que no pronunciamos la "S", convirtiéndola en "J"; o por las palabras "Chero" y otras más. El salvadoreño se distingue por su palabra comodín "Cabal". Para todo decimos "cabal", y no nos referimos a lo exacto. El Salvador, y sobre todo San Salvador, se distingue por la cantidad excesiva de postes en sus calles. En el marco de la foto que acompaña el blog presente podemos contar un mínimo de seis postes. Al lado derecho hay más postes, que no se abarca en la foto. 

En cada esquina de San Salvador se puede contar al menos seis u ocho postes. Y entre esquina y esquina, en menos de cien metros, hay uno o dos postes más. Es increíble la cantidad de postes.

Uno no puede dejar de preguntarse varias cosas. ¿Por qué hay tanto poste? ¿Será porque de alguna manera el fabricante de postes hizo la norma urbana que permite la colocación de postes a diestra y siniestra? O, ¿será que somos un poco tontos, que nos gusta ver nuestra ciudad desordenada y sucia? Incluso se me ha ocurrido que la culpa es de los partidos políticos, quienes desean mayor área para colocar su propaganda en tiempos de elecciones. Todo es posible. 

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