miércoles, 26 de agosto de 2009

Mi gente ... otro día más

Los motoristas de buses me hacen pensar mucho. Su comportamiento solamente se puede equiparar a los políticos, aunque en forma más burda y clara. Pero me asombran siempre. Hoy en la mañana me dirigía en bus hacia Lourdes, Colón. El motorista llevaba su disquetera a todo volumen con música "cristiana". Un tipo cantaba y recitaba pasaje de los evangelios. Los pasajeros dormitaban, aunque algunos acompañaban a los cánticos que ya conocían.
Pasando por la Unidad de Salud Barrios, en el sentido opuesto, otro bus que viajan a Lourdes, le había pegado a un carro sedán, color amarillo, y le había arrancado el "bomper" trasero. La calle estaba bloqueada, esperando la inspección por la policía. El motorista del carro estaba parado frente a su carro y el motorista del bus, con la caja de los cobros, se acercó al bus en el que me encontraba, para hablar con su compañero de oficio y de empresa, pues eran de la misma ruta.
Mis compañeros de viaje apenas miraban, curiosos, la escena. Otros continuaron durmiendo. Yo, me impacientaba porque nuestro motorista se había bajado del bus, con la caja de los cobros para mayor seguridad de no "perderla", y se había puesto a discutir con el motorista del bus que había chocado con el carro.

Pasados unos minutos nuestro motorista volvió a su timón. Hablando con un amigo que estaba sentado justo atrás de él le dice: "Pobre maje. Tiene una gran mala suerte que cada vez que toma un bus, siempre le pasa lo mismo. Y ayer yo había hablado con el patrón para que le diera la oportunidad este día. Y, mirá qué mala suerte!"

¡Qué mala suerte! me repetía yo. Buseros ...

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