Muchas veces conversamos no solo en forma superficial, que ya de por si es tonto, sino que lo hacemos sin mucha información. Y ni siquiera entendemos qué es lo que deberíamos saber, como mínimo, para poder emitir alguna información.
La guerra se vale de esta característica. Y nos estamos acercándonos cada vez más a una guerra que podría ser la última que se librará con bombas de alta tecnología. La siguiente, como decía A. Einstein, podría ser con piedras. Y nos acercan al negarnos la información que deberíamos tener en cuenta para opinar sobre las razones por la que merecen morir miles de miles de inocentes, como muchos niños y mujeres afganas, o iraquíes, o libios y sirios e iraníes.
Al no estar informados consideramos a los agresores como las víctimas y a estas últimos como agresores.
lunes, 13 de febrero de 2012
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