lunes, 30 de abril de 2012

Cartas van, cartas vienen ...

Hay cartas que, si son públicas, conmueven. Otras, no deberían ser públicas, porque causan risa y lo único que se piensa es que el burro continúa discutiendo sobre las orejas de las ranas. Sin pretender faltar al respeto, pero dado que la carta que el Sr. Eduardo Herrera Riera, Obispo de Carora, Emérito de la Iglesia Católica, es pública, no puedo dejar de anotar mi opinión al respecto. Y no es que quiera defender a Presidente de la República Bolivariana Hugo Chávez Frías; mi defensa no le hace falta, aparte del hecho que no quiero hacerla.

Lo que me llamó la atención son los recursos retóricos del Sr. Herrera Riera. Para comenzar, amenaza a Hugo Chávez que no entrará a los cielos, al momento de su traspaso de esta tierra. Luego, entre líneas, lo llama farsante, cuando le niega el derecho a pronunciar palabras como "Diosito mío" o a visitar santuarios católicos. Parecería que el Sr. Herrara no entiende que la historia ha hecho a un lado las prácticas de sometimiento psicológico que otrora la Iglesia Católica acostumbraba a hacer. Por suerte, Hugo Chávez Frías no es cátaro y difícilmente el Sr. Herrera Riera consiga un Simón de Monfort para que acabe con él y sus seguidores. 

Y continúa remantando sus argumentos con la mención de Luzbel. Quién es el soberbio. Desde el lado que yo lo veo, me parece que el soberbio es el Sr. Herrera Riera. Yo estoy sano, por el momento (se que llegará el día en que mi cuerpo comience a deteriorarse y moriré por alguna causa, estoy seguro), pero no por ello no tengo los mismos derechos que tiene un enfermo que, con soberbia, se dio cuenta que también es mortal, faltaba más.

Lo que más me choca es que la carta del Sr. Herrera Riera, en lugar de ser clara, es de lo más cínica al hacer uso de las medias verdades o grandes mentiras (como se quiera ver). Para comenzar, si hay algo de que acusar a Hugo Chávez Frías, me parece que se deben presentar pruebas. Pruebas que sean claras, sobre todo para aquellos que, como lo soy yo, no somos venezolanos ni vivimos en Venezuela. La carta, es claro, está dirigida para Hugo Chávez Frías, pero como es pública, se ha difundido por todo nuestro continente y la han reproducido en todos los medios que defienden la injusticia y la criminalidad (hay que ser claros). Cuando leo, en Internet sobre la causa de María de Lourdes Afiuni solo me queda claro que su actuación como jueza se apegó a la ley de sus intereses. Que sea la justicia la que logre sacarla de este trance. 

También dice que Hugo Chávez Frías predica el odio. Perdón, perdón, pero me parece que usted está o equivocado o camina con la bandera de tonto. En décadas pasadas fueron pasados por las armas todos aquellos que quisieron dar golpes de estado o traicionaron de alguna manera al gobernante. Puede consultar los libros de historia de casi todos los países de nuestro continente. 

¿Soy seguidor de Hugo Chávez Frías? Si lo fuera, la amenaza de que no iré al cielo me tiene sin cuidado. Como nuestros antepasados dijeron a los españoles invasores, prefiero estar en el infierno que junto a estos católicos...

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