Me desperté al encenderse el televisor muy temprano en la mañana. El programa que se transmitía era un capítulo de los que produce Jamie Oliver. En esta ocasión se encontraba en un estado del sur de los Estados Unidos. Me llamó la atención varios temas sobre los que trató, levemente, pero interesantes, aparte del hecho que hizo algunas comidas que me abrieron el apetito a esa hora de la mañana.
Como no vi el programa desde el inicio, me parece que se había unido a un grupo de cocineros que participarían en una feria anual de comidas que se hacen en esta zona. Al preparar una de sus recetas hizo el comentario que este tipo de comidas tenían lo que se conocía como "soul" y que todo ese aspecto que llena la cultura afroamericana, sobre todo en dicha región sureña, el "soul" se refería en especial a la comida que se preparaba a los esclavos (por los mismos esclavos). Recordé que la palabra SABIDURÍA proviene de sabor, pues los antiguos filósofos griegos hilvanaban sus conversaciónes con el sabor de un buen ágape.
Luego fueron a una iglesia en donde el pastor hablaba sobre la esperanza y la fe, usando el recurso de la cocina. Dios ponía al horno los ingredientes que uno quisiera ponerle a la vida. El pastor recomendaba esperanza y fe. Interesante.
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Alguien me comentaba que había tenido problemas con los bancos. Se había endeudado con tarjetas de crédito y había perdido tres casas, varios carros y casi 80,000 dólares. Se estaba levantando de este hoyo en el que había caído y, hacía la aclaración, los bancos le volvieron a ofrecer tarjetas de crédito. Las rechazaba todas. "Es que hay que saber manejar las tarjetas", decía.
Vaya, me dije. Si las tarjetas están hechas para que el banco gane y gane todo el tiempo, sepa uno, o no, usarlas.
Casualmente vi pasar frente a mi a dos señoritas uniformadas de uno de los bancos que hay en nuestro país. En lo personal coincido con la frase de Bertolt Brecht: "¿Qué es peor, asaltar o fundar un banco?". Claro, las señoritas no tienen ninguna culpa de lo que hace el banco, simplemente son empleadas. Y me acordé de de esa guapa señora dueña de un garito de categoría y que, debido a los escándalos que se dieron en Colombia, hablaba que en su local no había prostitución, pues era muy temerosa de Dios y, por si fuera poco, en las declaraciones que dió a la prensa, blandió varios pasajes bíblicos en su defensa. Mis respetos por la guapa señora, pues es más honesta ella que los dueños de los bancos, acá y en todo el mundo, pese a que cualquiera podría decir hablar mal de ella, pero no de los banqueros que tienen endeudado a todo el mundo.