En una revista, en un artículo sobre tarjetas de crédito leí lo siguiente: "Una tarjeta de crédito le proporciona toda una serie de privilegios.
Pero donde hay privilegios hay responsabilidades. Sea juicioso con su
crédito porque, si comete errores, puede que los tenga que pagar muy
caros. Su historial de crédito—bueno o malo—le sigue a todas partes. En
resumidas cuentas: tener buen crédito depende de usted." Y, luego, este otro comentario:"Le guste o no, le juzgan por el tipo de crédito que tenga" Es decir, una tarjeta de crédito me da privilegios y, sobre todo, me hace importante delante de mis amistades, conocidos y desconocidos. Y, como me hace importante me da poder. Y, como dice el tío del hombre araña, "todo poder conlleva responsabilidad".
Sin embargo, creo que todos estos argumentos salen sobrando cuando se contrastan con la realidad, en especial después de muchos años en los que este tipo de comercio se estableció. Muchos de los Tarjeta Habientes, como se les llama eufemísticamente a los enganchados, pueden dar cuenta de lo que digo. Yo comparo este negocio como el que hace el diablo, hipotéticamente hablando, se me apareciera y me llevara una joven de 19 años (con DUI en mano, para que no tenga desconfianza en la edad) y me dijera que me la daba para que atendiera mi casa. Pero si la tocaba, me quitaría el alma. "Tener a esta muchacha, me amonestaría, te proporcionará una serie de privilegios. La muchacha es hermosa (con medidas 90-60-90), por lo que tendrías una persona agradable en tu casa. Se viste a la moda, con pantaloncitos cortos mientras hace el oficio (barrer, limpiar, ordenar) y se viste en faldita cuando está en la cocina. Tendrás el privilegio de que, cuando llegues de trabajar, te atenderá con un cafecito y pan, te hará pequeños masajes en la espalda y te sobará las plantas de los pies para tu descanso. En la noche, irá a tu cuarto a arroparte bien y, si lo necesitas, te hará masajes relajantes hasta que te duermas. Tus amigos sabrán del trato y te juzgarán como una persona importante. Tenés que ser responsable. No debés cometer errores, como tener sexo con ella, pues, desde ese momento, tendré tu alma".
¿Qué creen? Lograría resistir no llevarla a la cama después de tener el privilegio de que me atienda tan placenteramente y que, incluso, se llegue a mi cama para que yo pueda dormir placenteramente. Estoy seguro que el diablo se llevaría mi alma e iría riendo sardónicamente.
Pues creo que ese es el punto con las tarjetas de crédito. Nos hacen sentir importantes y nos dicen que es nuestra responsabilidad hacer buen uso de ella. Sin embargo, no nos dicen que la tarjeta de crédito está diseñada para inducirnos al consumo, aún de cosas que no necesitamos. El sistema está diseñado para que caigamos en sus redes. Incluso, a uno lo analizan según el historial de la tarjeta de crédito, aún para pedir una visa de turismo en los países que la exigen para que podamos ingresar a pisar su suelo.
Gran parte de la crisis actual tiene que ver con el crédito. Y aún continúa el mismo modo de hacer este negocio. Mejor seguir el consejo de mi abuelo: "Hijo, comprá lo que se te ocurra comprar, pero compralo cuando tengás el pisto, nunca antes, porque vas a perderlo todo."
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