jueves, 2 de julio de 2009

Comercio, Política, Ética ... Opiniones y más opiniones

Es difícil sentirse confortable cuando se ve en la televisión local las entrevistas con personajes que se pretenden analistas, cuando han mostrado que ya tienen una posición clara, pero retrógrada y antidemocrática. Enmascaran sus opiniones con la investidura de sus profesiones, pero que no se apegan al sentido lógico de sus disciplinas.

Uno de ellos, en esta mañana, no le quedó otra cosa que admitir que el golpe de estado en Honduras afectaba todas las instancias económicas y comerciales formales de nuestros países centroamericanos; pero concluía que no había que hacer nada para defender la constitucionalidad del gobierno de Honduras. Simplemente, al no poder demostrar que el golpe de estado tiene legitimidad, defendía el bolsillo de los golpistas. En un país democrático, en este pleno siglo XXI, la institucionalidad debe ser la norma, y no de debe haber ninguna excusa.

Con la resolución tomada por los cuatro países de centroamérica, en cerrar las fronteras con Honduras por 48 horas, se ha tomado una medida dirigida a presionar a que se recupere la cordura (para no usar términos leguleyos) por parte de los oligarcas hondureños. No es posible seguir con medidas de hecho, antidemocráticas y belicistas.

Los formadores de opinión que aparecen diariamente en los medios de comunicación adolecen, en su gran mayoría, de la ética necesaria para poder pararse frente a una cámara y dar su opinión. Recuerdo, por ejemplo, a una señora que, en la época del presidente Duarte (tecnicamente no era presidente electo, sino parte de la junta que sustituyó a la junta que dió el primer golpe de estado en la época de la guerra civil), salió defendiendo a un secuestrador. Ahora es una política de renombre, a pesar de ir de bandazo en bandazo. Luego, otro analista que, hace unos cinco años, renegaba, con los dientes apretados (literalmente hablando), de un posible gobierno de izquierda. Hoy es un respetable analista económico. Pero siguen en los mismo, su médula no cambia.

No creo que ser de derecha sea malo. Es loable. Pero, en los análisis, las conclusiones deben ser lo más objetivas posibles, dentro del marco ideológico que se tiene. Pero decir que el golpe no es golpe de estado es una contradicción. Vemos que a un golpe de estado le llaman gobierno de transición, y que se pretende restituir una Constitución, pero se ven soldados dentro de las instalaciones de radios, televisoras, impidiéndoles transmitir. Se respeta la democracia, nos dicen, pero se lanzan decretos de estado de sitio. Se toman prisioneros, pero en forma discriminada: todos los que no están de acuerdo con el golpe. Y se dice que se quiere la paz. Es toda una contradicción.

Con respecto a la prensa, es triste observar que las asociaciones de los dueños de medios de comunicación no se pronuncian por el cierre de facto de otros medios de comunicación en Honduras. Fueron cerrados sin seguir ningún procedimiento legal. Solo llegaron soldados y se tomaron las instalaciones. Esto no se vió en el cierre de globovisión de Venezuela. Se siguió un proceso legal (no importa si viciado o no, pero se siguió un proceso). ASDER lanzó una ofensiva (en todos los sentidos de la palabra), lanzando spots seguidos en contra del gobierno legítimo de Venezuela y sus decisiones. Ahora, frente al cierre de medios hondureños se ha quedado en silencio.

Creo que es deber de todo ciudadano honesto (honestidad: decente o decoroso, razonable, justo, probo, recto, honrado) debe estar claro y hablar en contra de estos analistas que no contribuyen en nada a la paz en nuestros países.

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