No hay duda que, como humanidad, hemos llegado a una encrucijada tal en que no p
Ayer veía someramente la entrevista "8 en punto" del Canal 33 con el Ministro de Medio Ambiente, Herman Rosa Chávez. Debo reconocer que no me gustó, pero no puedo decir que no llenó las expectativas que esperaba observar en un nuevo ministro. Sus respuestas a las interrogantes que surgieron fueron muy cautelosas. Lo que me chocó fueron los cuestionamientos, sugerencias, o como se leodemos de dejar de ver la realidad: nos estamos acabando nuestro propio planeta. Pero continuamos en ruta de colisión con nuestra propia extinción. Pero, una cosa es la extinción del ser humano en todo el planeta, o casi todo, y otra cosa es la responsabilidad que tiene cada uno de nosotros, como seres humanos, en este proceso. La mayoría de nosotros no somos dueños de petroleras, ni de plantas minera o hemos planificado sistemas de transporte contaminantes. No hemos decidido, voluntariamente y con conciencia, utilizar la energía tal y como se utiliza ahora. ¿Podemos hacer algo para revertir la tendencia autodestructiva?
puedan llamar, de dos connotados ecologistas. Ambos tenían razón en querer ver más del nuevo Ministro, en el orden de control y planificación del accionar del gobierno. Uno de ellos se limitó a exponer los problemas fundamentales que se presentan al país; pero me parece que muy poco podemos hacer para detener el cambio climático en el planeta, salvo gritar y exigir a los países industrializados que sean más serios. El otro, en cambio, planteó acciones a tomar que serían correctas de no ser irreales. Y, sobre todo, que no se vió un activar de estas medidas cuando fungió como consejal de la Alcaldía de San Salvador.
Exigir que se implante un programa de cero desperdicios suena idealista, por la meta casi imposible de alcanzar. Pero me parece más irresponsable, pues el objetivo en realidad no es posible lograrlo en cinco años, ni en veinte años. El salvadoreño, por ejemplo, está tan acostumbrado a utilizar la calle, el suelo mismo, como basurero, que será difícil imponer la responsabilidad de no tirar nada a la gente, para comenzar (y hay que hacerlo). Por otra parte, dedicar espacio para hacer compost de la basura resultará difícil en la medida que continuemos creciendo al ritmo que lo hacemos, en términos poblacionales.
Si, nos urge hacer algo. Necesitamos que los ríos recuperen su contenido natural de elementos, removiendo y evitando la contaminación posterior. También necesitamos mantener los recursos hídricos cuantitivamente hablando. Es una tarea que requiere educación y dinero. Necesitamos recuperar el sentido de nación, si es que hubo alguna vez ese sentir. Necesitamos reconocer que vivimos en un terreno limitado y que no solo le pertenece al ser humano sino a miles de especies que nos acompañan. Sin embargo, en este sentido, no sabemos ni cuantas ardillas viven en nuestras ciudades mismas, cuantos pericos. No sabemos cuantos monos arañas viven todavía, ni cuantas iguanas. No sabemos qué tenemos. Al menos el gran público no lo sabe, y esto es importante para crear conciencia de que El Salvador somos todos, incluyendo a los perros callejeros ...
Ayer veía someramente la entrevista "8 en punto" del Canal 33 con el Ministro de Medio Ambiente, Herman Rosa Chávez. Debo reconocer que no me gustó, pero no puedo decir que no llenó las expectativas que esperaba observar en un nuevo ministro. Sus respuestas a las interrogantes que surgieron fueron muy cautelosas. Lo que me chocó fueron los cuestionamientos, sugerencias, o como se leodemos de dejar de ver la realidad: nos estamos acabando nuestro propio planeta. Pero continuamos en ruta de colisión con nuestra propia extinción. Pero, una cosa es la extinción del ser humano en todo el planeta, o casi todo, y otra cosa es la responsabilidad que tiene cada uno de nosotros, como seres humanos, en este proceso. La mayoría de nosotros no somos dueños de petroleras, ni de plantas minera o hemos planificado sistemas de transporte contaminantes. No hemos decidido, voluntariamente y con conciencia, utilizar la energía tal y como se utiliza ahora. ¿Podemos hacer algo para revertir la tendencia autodestructiva?
puedan llamar, de dos connotados ecologistas. Ambos tenían razón en querer ver más del nuevo Ministro, en el orden de control y planificación del accionar del gobierno. Uno de ellos se limitó a exponer los problemas fundamentales que se presentan al país; pero me parece que muy poco podemos hacer para detener el cambio climático en el planeta, salvo gritar y exigir a los países industrializados que sean más serios. El otro, en cambio, planteó acciones a tomar que serían correctas de no ser irreales. Y, sobre todo, que no se vió un activar de estas medidas cuando fungió como consejal de la Alcaldía de San Salvador.
Exigir que se implante un programa de cero desperdicios suena idealista, por la meta casi imposible de alcanzar. Pero me parece más irresponsable, pues el objetivo en realidad no es posible lograrlo en cinco años, ni en veinte años. El salvadoreño, por ejemplo, está tan acostumbrado a utilizar la calle, el suelo mismo, como basurero, que será difícil imponer la responsabilidad de no tirar nada a la gente, para comenzar (y hay que hacerlo). Por otra parte, dedicar espacio para hacer compost de la basura resultará difícil en la medida que continuemos creciendo al ritmo que lo hacemos, en términos poblacionales.
Si, nos urge hacer algo. Necesitamos que los ríos recuperen su contenido natural de elementos, removiendo y evitando la contaminación posterior. También necesitamos mantener los recursos hídricos cuantitivamente hablando. Es una tarea que requiere educación y dinero. Necesitamos recuperar el sentido de nación, si es que hubo alguna vez ese sentir. Necesitamos reconocer que vivimos en un terreno limitado y que no solo le pertenece al ser humano sino a miles de especies que nos acompañan. Sin embargo, en este sentido, no sabemos ni cuantas ardillas viven en nuestras ciudades mismas, cuantos pericos. No sabemos cuantos monos arañas viven todavía, ni cuantas iguanas. No sabemos qué tenemos. Al menos el gran público no lo sabe, y esto es importante para crear conciencia de que El Salvador somos todos, incluyendo a los perros callejeros ...
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